CRISTINA GARCÍA RODERO
(Puertollano, 1949) tiene ganado un puesto de honor en la historia de la fotografía española desde que en 1989 publicara España oculta, un grueso volumen que recogía las fotografías realizadas durante 15 años recorriendo las fiestas populares de la España que salía de la dictadura franquista e iniciaba, poco a poco, su transformación en una sociedad normalizada. Aquella sólida mezcla de antropología cultural y reportaje deparó algunas de las imágenes más impactantes jamás vistas del mundo rural español, a la vez que recogía y atesoraba unos ritos y ceremonias en trance de desaparición. Bien es cierto que, por ejemplo, la fotografía de portada, una fantasmal niña de comunión ante la puerta del cementerio del pueblo, recuerda al realismo mágico practicado durante algunos años por quien fue maestro de pintura, Antonio López.
Esta foto está hecha por Cristina García Rodero , tiene un plano entero y una angulación frontal. Está revelada en blanco y negro y se compone de una niña bailando en el centro de la fotografía y dos niños mirándola en la izquierda. Sus funciones son apelativa y expresiva, aunque se puede observar algo de función fática también.
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